Fundación Casa Ducal de Medinaceli

Pese a que los condes de Tolosa en este tiempo fueron funcionarios amovibles, nombrados y destituidos por los reyes francos, se transmitieron de unos a otros la soberanía sobre los condados de Pallars y de Ribagorza y la ejercieron plenamente llegando a librar preceptos para estos condados, como los reyes francos lo hacían para el resto de condados catalanes, hecho absolutamente excepcional dentro de la estructura general del reino franco. El dominio tolosano fue efímero pues el asesinato del hijo de Ramón I, Bernardo II de Tolosa, a manos del conde de Auvernia, Bernard III Plantevelue, en el año 872, significó la independencia de ambos condados con el ascenso a la dignidad condal de Ramón II, probablemente hijo de Lope I de Bigorra, de la casa ducal de Gascuña, y de una hermana del conde tolosano asesinado. La ruptura con Tolosa significaba para el Pallars lo mismo que para otros condados catalanes su independencia respecto de los nombramientos de los reyes francos, de modo que en el tercer cuarto del siglo IX, Ramón II de Pallars y Ribagorza, fue el primer conde en independizarse y uno de los tres, junto con Sunyer II de Ampurias y Rosellón y Wifredo el velloso de Barcelona, Osona, Urgel y Cerdaña que al fallecer trataron sus condados de la marca hispánica como bienes transmisibles por herencia y de los que surgieron todas las dinastias de los primitivos condados catalanes.

Ramón II estableció relaciones con los Banu-Casi de Zaragoza, participó en la entronización de Sancho Garcés I de Navarra , consiguió crear un diócesis propia, separada de la de Urgel, y, por todo ello, gozó de un prestigio tal que la cancillería del reino de Navarra lo comparó a los reyes de Galicia o a los condes de Aragón. La muerte el año 920 de este Ramón II significó la separación de ambos condados: Ribagorza para Unifredo I y Miró y Pallars para Isarn y Lope. Mientras que el condado de Ribagorza en apenas un siglo se incorporó primero al reino de Navarra y después al de Aragón, el de Pallars tuvo una historia mucho más larga ya que fue el último de los condados catalanes en incorporarse a la Corona de Aragón.

La costumbre carolingia del dominio indiviso de un condado, es decir de vincular al gobierno condal a varios hermanos como condes asociados, permitió al de Pallars resistir a la tendencia disgregadora del sistema de herencia igualitario entonces vigente y mantener su integridad durante todo el siglo X. Sin embargo, a la muerte en 1010 de Sunyer I, sus hijos Ramón IV y Guillermo II se repartieron territorialmente el dominio sobre el condado, división que al transmitirse en herencia formó dos condados:

• Pallars Jussá (Pallars inferior):Se extendía por la orilla izquierda del río Noguera Ribagorzana hasta el Flamicell y la cuenca media del Noguera Pallaresa.
  
• Pallars Sobirá (Pallars Superior):Ocupaba toda la cuenca alta del Noguera Pallaresa.
  

El Pallars Jussá era una zona más rica y poblada que el Sobirá por lo que la división no fue nunca bien aceptada por los descendientes de Guillermo II de Pallars Sobirá, de forma que el siglo XI transcurrió entre el enfrentamiento de los dos condados hermanos por delimitar su demarcación territorial y de ambos con el de Urgel. La integración del Pallars Jussà en la corona de Aragón se hizo bajo el primer rey de la Casa de Barcelona, Alfonso el Casto. Al morir Ramón VI de Pallars Jussá dejó a este rey, de quien había sido importante consejero, como tutor de su única hija, Valença, que murió sin posteridad. La anciana Dolça de So, tía abuela segunda de Valença, heredó el condado y a falta de herederos lo vendió al rey Alfonso en 1192.

El Pallars Sobirá quedó así como único condado en el que pronto se extinguió también la primigenia dinastía condal. Ante la falta de sucesión y para poder retirarse a la vida monástica, la VIII condesa de Pallars Sobirá, Guillerma optó por vendérselo, en 1229 , a su segundo marido Roger de Comenge, vizconde de Coserans, quien inició un nuevo linaje por su segundo matrimonio con Sibilia de Saga . A finales del siglo XIII el condado pasó a la casa de Mataplana por el matrimonio de una nieta de Roger de Commenge, la condesa Sibilia, con el barón Hugo de Mataplana. Esta herencia no fue aceptada por la casa vizcondal de Coserans que invadió repetidas veces el condado ayudada por los condes de Foix y los reyes de Francia.

Habiéndo sido unos de los más importantes magnates duante los reinados de los ultimos reyes de la Casa de Barcelona, los condes de Pallars aceptaron mal el nuevo autoritarismo de los reyes trastamaras, por lo que en el siglo XV encabezaron el partido pactista.

A este último linaje perteneció Hugo Roger III, el último y mejor conocido de los condes de Pallars por lo controvertido de su figura, por lo que significó de fin de la cataluña condal y por la gran cantidad de documentación que su actuación política generó.