El señorío de Huelva entró en la Casa de la Cerda, por varias concesiones reales a lo largo del siglo XIV. La última, de 1379, fue una merced de Juan I a Isabel de la Cerda, reconociendo su derecho a heredar a su hermano Juan, ejecutado por el rey don Pedro. Salió del patrimonio de la Casa como dote de María de la Cerda, hija del III Conde de Medinaceli, para su matrimonio con el III conde de Niebla. Pese a que el matrimonio no tuvo descendencia, permaneció en la casa de Medina Sidonia.