Formada por el linaje de los Ribera, procedente de Galicia, se asienta en Sevilla a principios del siglo XIV, aunque su ascenso social se produce a principios del XV, gracias al longevo Per Afan de Ribera, verdadero fundador de esta Casa, quien fue nombrado Adelantado Mayor de la Frontera o de Andalucía en 1396 y cuya promoción se asentó sobre la posesión y defensa de señoríos en la frontera con el Reino de Granada.
A fines del siglo XV se unen en doble alianza matrimonial con una rama segundogénita de los Almirantes de Castilla, la de Pedro Enríquez, Señor de Tarifa, pasando a apellidarse Enríquez de Ribera y acelerando su promoción social.
Esta Casa, formada por el linaje de los Ribera, debería ser conocida como la "de los Adelantados Mayores de
Andalucía", por haber estado dicho oficio vinculado a la misma, de forma
ininterumpida, desde 1396, en lugar de la denominación tradicional tomada del título ducal de Alcalá de los Gazules recibido de Felipe II en 1558.
Procedente de Galicia, el linaje de los Ribera se asienta en Sevilla a principios del siglo XIV. Del primer miembro de este linaje que llega a dicha ciudad, Lope López de Ribera, poco sabemos más que el nombre y los datos básicos de su filiación, pues fue su nieto, Per Afan de Ribera, el verdadero fundador de la Casa y como tal lo tuvieron sus descendientes 
.
Del periodo inicial de la longeva vida de este primer Per Afán apenas tenemos noticias. Ni siquiera está clara la fecha de su nacimiento que se mueve entre la tradicional de 1318 y la más verosímil de 1338 propuesta por el profesor Ladero Quesada . Su vida empieza a tener dimensión pública tras la entronización de los Trastámara y especialmente a partir del reinado de Juan I en que es nombrado Veinticuatro de la ciudad de Sevilla y Notario Mayor de Andalucía. Fue, sin embargo, durante la minoridad del rey Enrique III, cuando se produjo su definitivo ascenso social como representante de la autoridad real en una Sevilla por cuyo control pugnaban los dos principales linajes del Reino hispalense, Ponces y Guzmanes provocando la organización de parcialidades que están en el origen de los violentos sucesos de 1391. El destacado papel de Per Afán en la pacificación del Reino de Sevilla animó al rey a reforzar su autoridad nombrándolo, en 1396, Adelantado Mayor de la Frontera o de Andalucía.
El acceso a este alto cargo, su matrimonio en segundas nupcias con Aldonza de Ayala, sobrina del Canciller Mayor de Castilla, Pedro López de Ayala y el patrimonio acumulado, a partir de una reducida herencia paterna, tanto en el Aljarafe sevillano (Huevar y Estercolinas) como en la frontera con el reino de Granada (Las Aguzaderas, Bornos y Espera), reflejan de forma elocuente la notable promoción social que había experimentado este personaje en el último cuarto del siglo XIV.
La sucesión del primer Adelantado , fue especialmente compleja por el fallecimiento del primogénito de su primer matrimonio, Rui López de Ribera, en el cerco de Setenil (1407) habiendo dejado sucesión y por la decisión de vincular la mayor parte de sus dominios en favor del primogénito de su segundo matrimonio, Diego Gómez de Ribera quien en 1411 recibió de su padre la Notaría Mayor de Andalucía y en 1416 actuaba ya como Adelantado.
Aunque la vida del II Adelantado, Diego Gómez fue mucho más corta que la de su padre, pues murió en el cerco de Alora en 1434, tuvo tiempo de incrementar los dominios heredados con nuevas adquisiciones de lugares por repoblar cercanos a la frontera con el reino nazarí de Granada (El Coronil, Torre Alháquime, Cañete la Real y Los Molares). Le sucedió en el adelantamiento y en el mayorazgo su primogénito, el segundo Per Afán de Ribera, quien durante su también corta vida gozó de la protección regia gracias al estrecho parentesco que unía a su madre, Beatriz Portocarrero con personajes tan influyentes como el condestable Alvaro de Luna (su cuñado) o el marqués de Villena, Juan Pacheco (casado con su sobrina) y también a su matrimonio con María de Mendoza hija del no menos poderoso I Marqués de Santillana. Esta protección tuvo su reflejo en la concesión de la villa de Alcalá de los Gazules, en la licencia real para constituir nuevo mayorazgo en favor de la mayor de sus cinco hijas, aunque supusiera la modificación del vínculo que había recibido de sus padres, y en la reserva del Adelantamiento para el futuro marido de su hija primogénita Beatriz de Ribera.
La muerte del III Adelantado en 1454 dejaba a su viuda, María de Mendoza, en una posición extremadamente delicada con cinco hijas por casar, con una herencia discutida y con un matrimonio, el de su primogénita, convertido en cuestión política de primer orden por afectar a los equilibrios de poder en la Baja Andalucía, con pretendientes tales como Beltrán de la Cueva . Sólo la fuerza del linaje de los Mendoza y el acuerdo con el duque de Medina Sidonia, principal interesado en que el privado de Enrique IV no se introdujera en las redes clientelares del Reino de Sevilla, permitieron a esta señora mantener el pacto de matrimonio de su hija Beatriz con Pedro Enríquez , el hijo segundogénito del II Almirante de Castilla quien aportó al matrimonio el señorío de Tarifa.
Beatriz de Ribera murió en 1469 dejando un hijo varón Francisco Enríquez de Ribera, futuro sucesor en el Adelantamiento y en el mayorazgo. Cinco años después, Pedro Enríquez volvió a casar con una hermana de Beatriz, Catalina de Ribera, matrimonio del que nacieron Fadrique y Fernando Enríquez de Ribera, para quienes sus padres construyeron sendos palacios en Sevilla: la Casa de Pilatos para el mayor y el Palacio de las Dueñas para el menor, lo que añadido a su intervención en la Cartuja de las Cuevas o las mandas testamentarias que Catalina dejará y que su hijo Fadrique empleará en el Hospital de las Cinco Llagas, hoy sede del Parlamento de Andalucía, dan una idea de lo fecundo que este matrimonio fue para el patrimonio arquitectónico de Sevilla.
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